viernes, 23 de noviembre de 2012

La Rosa Del Desierto


 -No es por criticar, pero esos poemas de amor que os bajáis con el móvil para enviárselos a las chicas, son un poco simples y un poco tontorrones, además no son nada originales.

 -Ya, pero a las tías les gusta. Les mandas un mensaje con la poesía y quedas bien.

 -Lo encuentro, no sé, poco personal. Si escribes tú el poema, es mucho mejor. Más auténtico. Mira, en mis tiempos jóvenes escribí y mandé alguno, a ver si lo encuentro. –Revuelvo en unas carpetas, saco una hoja amarillenta y se la doy.-Aquí lo tienes, este mismo…

Lee distraídamente y dice: -Es como antiguo. Si lo mandara yo, quedaría como un rancio. Además hay cosas que no se entienden.

-Justamente: la poesía trata de expresar las cosas que no se entienden, con palabras que no son para ser comprendidas en el sentido habitual, sino en otro nivel.

 -Bah, no te enrolles. A mí no me sale eso de escribir versos y además me parece una cursilada. Y ese tuyo no lo mandaba ni loco. Esas frases me suenan a cuando los dinosaurios dominaban la Tierra.

Aquí concluí el intento de educación sentimental de mi joven colega. Por si queréis darle o quitarle la razón, he decidido colgar el poema en el blog. Ahí va:


LA ROSA DEL DESIERTO

 Advierto en tu mirada clavelinas,
promesas de aguardiente atemperadas,
caracolas sedientas y nimbadas
lunas tibias, cual frutas cristalinas.

 Percibo que respiras bocanadas
de espliego, que en las brisas adivinas;
tres náyades te imitan y combinas
aire, fuego y la paz de las nevadas.

 Con estas y otras prendas te acreditas,
te adornas de amapolas y levitas,
rompes la claraboya y te agigantas,

 transfigurada en rosa del desierto,
alimentas pasión y desconcierto
y un ruiseñor te ronda hasta las tantas.


 

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