jueves, 28 de febrero de 2013

Líbero (Anche Libero Va Bene)


Usaré una curiosa e interesante película italiana de 2006, para hablar un poco (mal) del cine español reciente.
“Líbero”. ¿Qué me ha llegado de esta película? Es una historia familiar sin grandes alardes técnicos ni narrativos. En algunos momentos bascula peligrosamente hacia lo melodramático y aquello que nos cuenta no es nada del otro mundo. Entonces, ¿qué tiene? Algo imponderable, no sé, la frescura, la verosimilitud, la inocencia, la credibilidad, algo subrayado sólo con silencios, con miradas, con elipsis… en resumen la visión llena de naturalidad que rápidamente hace cómplice al espectador de lo que acontece a una familia maltratada a partes iguales por azar y destino.
 
Todos los que la han visto coinciden en que la interpretación del niño que hace de Tommaso es una maravillosa singularidad, algo muy poco visto en un actor infantil, o en “películas con niño”, categoría ésta casi siempre justamente vilipendiada por su carácter artificial e impostado. Es precisamente la mirada del niño, cargada de sinceridad y entereza, la que nos conduce a través de los avatares de la película; conocemos a su hermana Viola, una preadolescente cariñosa, alegre y algo pesada con él; conocemos a su agobiado e inestable padre, Renato y, rápidamente, echamos en falta a la madre.
Tommaso
Vaya, una familia monoparental, luchadora y con algunas estrecheces económicas: el padre trabaja de operador de cámara, es autónomo y su mal carácter hace que no le sobren contratos, pero van tirando. Vemos algunos ambientes: amigos, familiares, vecinos, la escuela, la piscina donde entrena en natación Tommaso… todo este universo en equilibrio precario se verá sacudido por la inesperada reaparición de la madre que los abandonó.
Con la madre
Como he dicho, nada especial… aparentemente. Pero no recuerdo en los últimos doce o quince años ni una sola película española que lance, con tanta naturalidad, con tanta sinceridad, una mirada a la realidad cotidiana que nos rodea. Es como si no aceptáramos ponernos delante, sin ningún artificio, un espejo y retratarnos tal cual somos, retratar sin remilgos ni trampas lo que nos agobia y atenaza.

El cine argentino, italiano, alemán y, sobre todo, el francés están llenos de películas que, sin grandes pretensiones, reflejan una realidad humana cercana y creíble, una verdad simple y directa que hace partícipe y cómplice al espectador, el cual se ve reflejado sin realces ni menoscabos. Las películas españolas que merecen la pena son visiones muy estilizadas de temas ajenos al espectador, o sea, de evasión (“Blancanieves” y tal). Las que no merecen la pena, son visiones zafias y denigrantes de nosotros mismos, puestas en clave picaresca, delictiva o burdamente cómica. O peor aún son petardadas ideológicas que falsean las situaciones reales con arreglo a cartillas en las que ya Fidel Castro dejó de creer hace cuarenta años. España (y también Italia, por cierto) es un país en una profunda crisis, no sólo económica, sino de valores, de identidad y de objetivos sociales. Ninguna mirada cinematográfica trata de reflejar esto con naturalidad y sin prejuicios. Una pena.

Viola
Si esta película, en vez de italiana hubiera sido española, se completaría con varios aspectos característicos del cine de aquí, a saber:

Tendría abundantes escenas de cama, vergonzosos chistes sexuales que hubieran parecido rancios en una revista de hace cincuenta años, y desenfado, mucho desenfado, saldría algún homosexual. A cambio nos perderíamos el despertar sensual de Viola, porque es una menor y en esas cosas hay que andar con cuidado.
 
Habría interpretaciones progresistas de la situación económicosocial de la familia, víctima de la insolidaridad de las más variadas multinacionales e instituciones bancarias sin escrúpulos.
 
La situación de la madre se vería con el oportuno toque feminista y comprometido. No puede dejarse su conducta a su libre capricho. Habría que matizar los condicionantes discriminatorios de su comportamiento a la luz de la opresión de la mujer.
 
La Escuela, que para mí es un tema cercano, sale abundantemente y es vista de una manera muy natural y neutral, de lo más realista que he visto en una pantalla. Aquí se aprovecharía para abordarla con un tono sarcástico y denigrante, ya que somos contrarios al autoritarismo que tal institución representa y encarna.
Renato
 
El título “Anche líbero va bene” procede de una frase de la película. A Tomasso no le gusta la natación y decide dejarla y tomar clases de fútbol. Renato, su padre, que es un poco invasivo, le insta a que juegue de líbero. Tommaso prefiere ser centrocampista, ”aunque líbero está bien”, admite para contentar a Renato. Aquí no se podía poner un título tan misterioso y se ha optado por “Líbero. Los padres no siempre aciertan”, fuck yourself and dance.

En definitiva, una hermosa película, dura, directa, sin apenas aspavientos y veraz. Dirigida e interpretada por el actor Kim Rossi Stuart (Karate Kimura 1 y 2) y con el niño más entrañable y menos empalagoso del cine reciente. Pídela en Amazon o pon la mula a trabajar y pasarás un excelente mal rato.


martes, 26 de febrero de 2013

Río Cinca Desde El Mirador De Conchel

Para los que nos solazamos en un clima tan seco como el de estas tierras, tiene algo de subyugante ver un río fluir, observar su cauce, tratar de descubrir aves acuáticas… Si además es un río aparente, como el Cinca, y se puede contemplar desde lo alto de una terraza fluvial con amplias panorámicas, el placer es una perspectiva duradera.


Dice más o menos un refrán de la montaña sobrarbesa: “Cinca traicionero, se ven las piedras del fondo y te llega el agua al cuello”. Sus aguas aquí ya no son tan turbulentas ni tan limpias, aunque en estos remansos, un otoño de hace bastantes años pude captar el reposo y el baño de una buena bandada de patos, lástima que ya casi era de noche.

El atardecer otoñal prestaba un colorido muy matizado al soto del río que se desplegaba, visto desde arriba, en múltiples capas rojizas. Hacía frío y no había llevado el trípode, pero las luces y brumas me daban una ocasión irrepetible: nadie fotografía dos veces el mismo río.
 
En la lejanía, las luces de Monzón comenzaban a encenderse. Hora de terminar, porque las primeras cámaras digitales daban resultados muy pobres con el ISO elevado.

Apenas unos días atrás, las hojas habían empezado a caer y sobre este asunto, recordaba haber leído en un libro muy triste: “no son ya las primeras del año, apenas verdes, sino hojas viejas, que han conocido las largas alegrías del verano y ya no sirven más que para humus, ahora que los hombres y los animales ya no necesitan sombra, al contrario, ni los pájaros nidos en que poner ni incubar, y que incluso allí donde no late corazón alguno los árboles tienen que ennegrecerse, aunque parece que hay algunos que siguen siempre verdes, uno se pregunta por qué.” Samuel Beckett, “Malone muere”.

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domingo, 24 de febrero de 2013

La Vida Según Quino


Encuentro entre mis viejos papelotes este gracioso y sugestivo texto de Quino, el ingenioso creador de Mafalda y, antes de perderlo de nuevo, decido escanearlo y ponerlo aquí:
“Pienso que la forma en la que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero, para salir de eso de una vez...
 
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí. Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación. Luego fiestas, parrandas, drogas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estás listo para entrar a la secundaria.
 
Después pasas a la primaria, y eres un niño (a) que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo.
 Luego pasas a ser un bebé y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo...
¡¡¡ESO SI ES VIDA!!”

La idea, tan atractiva como sugerente, no es nueva pero en Quino se expresa con una brevedad y contundencia insuperables. Digo que la idea no es nueva porque, sin ponerme a indagar, se me ocurren al menos dos precedentes: “El curioso caso de Benjamin Button” un cuento de poco más de diez páginas del escritor norteamericano Francis Scott Fitzgerald, cuento que se ha hecho muy popular por haber sido llevado recientemente al cine en una película basada en él y protagonizada por Brad Pitt. Y un relato breve de Alejo Carpentier, recopilado en el volumen “Guerra del tiempo” y que se titula “Viaje a la semilla”, éste es al que Quino sigue y resume casi punto por punto.
No quisiera acabar sin reivindicar a este genial humorista argentino que, a sus más de 80 años, se encuentra, en algunos círculos culturales de nuestro país, relegado a la consideración y condición de “pasado de moda”. En mi modesto parecer sigue estando tan vigente como siempre (y si no échale un vistazo al chiste bajo estas líneas). Con la vigencia que tienen los clásicos. Espero volver sobre él.

viernes, 22 de febrero de 2013

Mike Disfarmer. Fotógrafo

Mike Disfarmer
Mike Disfarmer (1884-1959) es un perfecto desconocido (o casi) en el ámbito cultural español.
 
Fue un fotógrafo estadounidense, un retratista de pueblo con un pequeño estudio en su Arkansas natal. Nuestro hombre vino al mundo en una zona rural, en una familia de granjeros. La vida de agricultor o ganadero le llamaba tan poco, que hasta cambió su apellido de nacimiento por el de Disfarmer, como si quisiera ser conocido como lo opuesto a un granjero (farmer).




Sus retratos de gente común y corriente, seguramente encargos de los que debían ser sus paisanos en la Arkansas rural, un estado sureño que, en los años 30, 40 y 50 del pasado siglo, debía ser de lo más apacible que se pueda imaginar, han llegado hasta nosotros gracias a los esfuerzos de un becario que pasó un año de su vida revolviendo, ordenando, limpiando y restaurando negativos. Y es que varios años después de su muerte, las fotografías que retrataban en blanco y negro a su clientela, individualmente o en grupos, han llegado a ser consideradas genuinas obras de arte, cosa que no va a extrañarle nada a cualquiera que les eche un vistazo.

Entre las artes plásticas, me decanto como preferencia particular por la fotografía, de cuya historia soy un casi perfecto ignorante (nadie es perfecto). Desconocía yo pues a este humilde y casi ignorado artista, que llegó a mis manos a través del libreto de un disco del guitarrista Bill Frisell, que le dedica una grabación, vamos que le homenajea con ella.
Vi en el libreto del disco pues, unos retratos que me parecieron sobrecogedores en su desnudez expresiva. Evidencian que Disfarmer era capaz de fotografiar el alma de la gente que se ponía delante de su objetivo, gente sencilla, paisanos agudamente captados en poses de inmovilidad, en expresiones de severa solemnidad, retratos que, por otra parte, parecen no tener ningún artificio… Es asombroso, pues en un primigenio blanco y negro, da la impresión de que toda intención “artística” y toda preocupación “técnica” han sido soslayadas en beneficio de una aproximación esencial y directa a los personajes fotografiados: lo más íntimo de ellos, algo de su naturaleza que pervive precisamente gracias y a través del retrato, está allí dialogando con nuestra mirada y eso es un milagro que muy rara vez ocurre.

Como aficionado a la fotografía, soy por completo consciente de lo difícil que es fotografiar personas. Para mí lo es tanto que me dedico a los paisajes y a los objetos. Sacar un retrato de una persona y que en él asome algo más que el mero parecido visual con el modelo, es una misión que muy pocos fotógrafos de la BBC (bodas, bautizos y comuniones), oficio equiparable al de Disfarmer, llevan a cabo con algún éxito (más allá del de cobrar el encargo). En la actualidad un poderoso cúmulo de herramientas técnicas y de recursos digitales sirven para correr un tupido velo de disimulo y disfrazar las carencias en la mirada. Esto sirve incluso en fotos de gran calidad comercial o publicitaria, con modelos de evidente atractivo, donde haciendo gala de gran destreza se retrata con enorme perfección técnica la nada, la ausencia.
 
Por eso me han impactado de tal manera estas fotos que, con tanta sencillez y alguna imperfección, son capaces de implantar un sujeto, una presencia humana y hasta una historia personal frente a la cámara que, aparentemente neutral, distante y ajena, los perpetúa, los eterniza en un instante emblemático donde reflejan y rezuman vida, siendo un espejo de presencias muy cercanas, tan próximas que, en una de nuestras existencias, hemos sido alguien así.

miércoles, 20 de febrero de 2013

El Estado De La Nación (Es Un Embarazo No Deseado)

En estos momentos sus señorías, nuestros representantes parlamentarios, se hallarán en la cámara legislativa disputando sobre el Estado de la Nación. Sé que algunos, precisamente los partidarios de su disolución, preferirían llamar a este debate el estado del Estado, pero suena mal.
Con la que está cayendo, no es lo único malsonante que oiremos. El descrédito de la casta política está bien acreditado y es sumamente peligroso. Aunque en un país cuyo deporte nacional es la maledicencia, los políticos han sido siempre cubiertos de los más sonoros vituperios. Haz memoria y ayúdame: ¿hemos tenido alguna vez un Presidente del Gobierno del que nos sintiéramos orgullosos? Como los alemanes con Willy Brandt, o los ingleses con Churchill, o los suecos con Olof Palme. ¿Verdad que no?
En el sorprendentemente actual libro de Fernando-Díaz-Plaja “El Español y los 7 Pecados Capitales”, un best-seller publicado por el periodista, historiador y viajero en 1966, leemos:
“Esto creo yo que explica la aparente incongruencia de que tanta soberbia individual acepte por largo tiempo una dictadura (entre blanca, roja y blanca hay español que lleva cuarenta años así).
En el caso presente, el Gobierno ha comprendido dos características nacionales. La primera, que es imposible callarle la boca. Y desde hace muchos años en los cafés, en los teatros (público), en las reuniones, se habla con un tono que no hubiera sido posible bajo los regímenes de Hitler, Mussolini, Stalin o Perón.
Y el gobierno lo ha permitido porque sabe —la otra característica— que este desahogo es puramente verbal y que el español, después de haber contado con tajantes y casi siempre obscenas palabras sus ideas sobre la materia, termina con ello su protesta cívica. Y se queda con la conciencia tranquila. 
Que sus frases no se reflejen en cambio alguno, es problema secundario porque es ajeno. Él ya ha dicho lo que pensaba.”
Lo citado entre comillas ocurría en los tiempos del Caudillo de España por la G. de Dios, Paquito el Ferrolano para los amigos, un dictador no sabemos aún si totalitario o autoritario. Es evidente que en democracia continúa ocurriendo lo mismo. Los ponemos a todos a bajar de un burro, sin detenernos a pensar que, hace poco más de un año, D. Mariano y su locuaz pandilla sacaron mayoría absoluta en unas elecciones democráticas, es decir, una mayoría de españoles creyeron que se trataba de la opción menos mala para salir de la crisis.
Sanidad Pública (NO es un montaje)
Vale que a día de hoy el Estado de la Nación está dos puntos por debajo de angustioso y sólo uno por encima de catastrófico, pero ¿a quién llamamos ahora? Vale que el colectivo “Toma el dinero y corre”, los dos grandes partidos, no han aunado ningún esfuerzo para sacar el país adelante, los unos dedicados a la indolencia y los otros al golpismo, no han querido/sabido/podido poner en marcha instrumentos de transparencia, pactar prácticas de buen gobierno, negociar políticas de crecimiento… pero ¿quién va a venir a arreglarlo? Es lo que hay. Podría ser peor. Podría llover (aún más mierda).
Hace unos días me llegó este correo. Como me parece ingenioso y humorístico, lo pongo aquí como remate. “Winter is coming”, pero nos queda la esperanza, aunque sólo sea la de sobrevivir.

lunes, 18 de febrero de 2013

Almendros En Flor

Ayer nos dimos a pasear por la sierra de Estadilla. Subimos a su punto más elevado, el “pico” del Buñero, una redondeada loma que rebasa los 1100 metros de altitud, vértice geodésico de 1ª categoría, lo cual quiere decir que, en un día claro, las panorámicas lejanas deben de ser impresionantes. Tal no era el caso de ayer. Entre nublados y brumas no alcanzaba a verse el inmediato Pirineo. De todas formas, es una ascensión agradable y poco exigente, totalmente recomendable para este tiempo.
 

Tiempo que preludia la estación primaveral. Tuve ocasión de ver, cercanos a la ermita de la Carrodilla, los primeros almendros en flor de la temporada. Fenómeno no por repetido menos emocionante: todos los años trato de estar atento a este anuncio de renovación de la naturaleza. Entre tantas cosas que cambian a mi alrededor, no siempre para bien, este ciclo me da una señal de permanencia y de confianza.

Estos árboles de piel dura florecen en estas tierras ásperas y polvorientas, tras la temporada de las nieblas, con vientos fuertes y fríos, pocas lluvias, y aguardando calores veraniegos aplastantes. Quiero decir que tienen su mérito. Además las flores son muy fotogénicas, dan buena imagen casi de cualquier manera.

Año tras año no me puedo resistir a fotografiarlas.

sábado, 16 de febrero de 2013

Ajedrez: Una Impresionante Red De Mate

El peón es el alma del juego
 En el instructivo y ameno libro de Kurt Richter “Combinaciones en ajedrez”, se recoge esta posición de una partida Maister-Grosdov jugada en la URSS en 1954. Contrariamente al anterior, éste es un problema verdaderamente difícil, del que daré la solución en una próxima entrada.

Sin damas, el negro da un espectacular mate
El turno corresponde a las negras que fuerzan un mate en seis jugadas. La jugada clave es la cuarta del jugador negro: es la que marca la diferencia entre los que saben jugar y los que acarreamos madera. Yo no lo supe solucionar, por ser flojo y porque no tenía algunas pistas que acabo de dar. Es un potente reto y una combinación de carácter forzado y gran belleza. De las que hacen afición.

viernes, 15 de febrero de 2013

Los Derechos De Los Animales

Ahora resulta que nos hemos vuelto budistas tibetanos o algo así. Si no, ¿cómo se explica el revuelo producido por el diputado de UPyD Toni Cantó? Ayer escuchaba algunos cloqueos radiofónicos de indignación: aireaban la cacofonía desatada en Twitter con el tema de los derechos de los animales y la crueldad y bajeza moral del citado representante político. La intervención del señor Cantó se produce en el marco de un debate parlamentario entre taurinos y antitaurinos. Por parte de estos últimos interviene el señor Alfred Bosch quien, con un comedimiento que me sorprende, apela a la sensibilidad de sus señorías para que espectáculos tan crueles sean prohibidos. La intervención (favorable a los taurinos) del diputado Cantó me sorprende aún más, sobre todo en sus desmedidas repercusiones. El señor Cantó no dice, en su intervención, nada que no deba saber un estudiante de cuarto de Secundaria para aprobar la asignatura de Ética. Me causa perplejidad que les suelte semejante rollo a sus señorías, que ya deben de estar de vuelta de tal catálogo de obviedades, fundadas en que, por supuesto, un animal no es sujeto de derechos.

Pero, ay, nuestro hombre no contaba con el nuevo integrismo triunfante en algunos países desarrollados y en España: los ciudadanos del animalismo militante que lo han puesto a bajar de un burro. Y eso que, en su discurso, queda muy claramente remarcado, siguiendo al filósofo Savater, que el maltrato a los animales es denigrante y rebaja moralmente a aquél que lo ejerce. Pero como si no, Cantó ha sido insultado escarnecido y denigrado por los representantes de los animales y sus derechos, que conforman, a día de hoy, un vociferante grupo de presión de sorprendente fuerza.
Su "libertad" es su naturaleza, no el ejercicio de un derecho
Evidentemente, nadie en su sano juicio expresaría una opinión favorable al maltrato de los animales, el debate taurino es perfectamente legítimo pues, y es por completo explicable que mucha gente profese cariño a sus animales de compañía, hoy llamados mascotas, no es de esto de lo que quiero hablar.
Lo que en mi molesta (modesta) opinión es una broma (siniestra, en un país donde a los derechos humanos aún les queda un largo recorrido de aplicación), es que se equiparen animales y seres humanos en un plano de igualdad que, a mí me confunde y me irrita. Lo expresaré así: cuando se habla de los derechos de los animales, estableciendo esa imposible equivalencia jurídica con los de las personas, o se está haciendo un fraude y esos derechos comunes reconocidos son, una vez más papel mojado, derechos devaluados tan universales como inefectivos o, peor aún, los integristas del animalismo están hablando en serio y entonces un orangután puede ser el compañero de pupitre de tu hijo y en la cama de al lado, en el hospital de la seguridad social, tendrás a un mandril convaleciente de una flebitis, al que habrá venido a ver toda su familia. Un chimpancé, abogado del colectivo de cerdos, te pondrá una demanda por todos los bocadillos de jamón que te has comido y el representante de los mosquitos, un loro muy parlanchín, comandará una moción en el parlamento para prohibir la fabricación de insecticidas. ¿Y el derecho de las ratas a una alcantarilla digna? Las moscas, por número, ganarán siempre las elecciones, con un programa basado en la creación de más montones de estiércol. En resumen: hay quien ejercita el derecho a estar zumbado.
Las hormigas tomando un café en la oficina

Tengo entendido que los más puristas del budismo sólo se alimentan de los frutos que se desprenden y caen de las plantas, barren el camino delante de su paso, para ahuyentar las hormigas, evitando pisarlas y, cuando construyen una cabaña o un templo, remueven la tierra que extraen manualmente para hacer los cimientos, con el fin de poner a salvo cochinillas y lombrices. Todo ello como fruto de un respeto radical por lo que está vivo y merece conservarse vivo. Con personas de esta condición sí que valdría la pena debatir, siempre que no quisieran imponer su creencia, sino llevarla a cabo como camino individual, pero con los mencionados animalistas modernos la cosa es más difícil, dada su falta de coherencia. Para empezar, no todos los animales gozan para ellos del mismo respeto y de los mismos derechos, no. También entre los animales hay clases. Tarde o temprano ponen una barrera de exclusión, porque si no tendrían la casa llena de cucarachas y el pubis lleno de ladillas. O sea, buena parte de los insectos quedan excluidos. Tampoco abanderan el derecho de los tiburones y las medusas a agredir bañistas. Al final se quedan solo con los animales más antropomorfos, como con un espejo en que mirarse. Diógenes el cínico cuentan que decía: “más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”. No es sabiduría. Es un caso clínico. Le aquejaba la imposibilidad de amar a los seres humanos con los que se relacionaba. Yo, a veces, he querido ser un perro, porque los derechos y las obligaciones de un ser humano son una durísima carga (y ahora queremos acabar de joder a los animales con ella).

Acabo y confío que no haya que cambiar el dicho del sabio antiguo por este otro: “El pulpo es la medida de todas las cosas”.

 
Y aquí tenemos al bravo e incomprendido diputado Cantó.

jueves, 14 de febrero de 2013

Donovan - Saint Valentine's Angel

Con un par… Mi venerado Donovan cantaba esta canción de San Valentín desde los surcos de su álbum de 1973, el precioso “Essence To Essence”, hoy inencontrable (salvo en iTunes). Era un disco, más que tierno, blandito, que ya nació pasado de moda. Se llevaban entonces cosas mucho más contundentes: Iggy Pop, Lou Reed, David Bowie… y para escuchar a Donovan te tenías que esconder debajo de la cama o en un lavabo. Cada vez más, yo mismo me recuerdo a la abuelita de la película “Mars Attacks!” que se pone una cancioncilla tan empalagosa que, al oírla, a los invasores marcianos se les revienta la cabeza.

Pero yo disfruté mucho de este disco, de tanto ponerlo se quedó casi transparente y hoy, fecha señaladísima en casi todas las grandes superficies, quiero traer una canción apropiada, con tanto amor que se escurre, una verdadera golosina. Gloria y honor al viejo hippie incorruptible que la canta.

DONOVAN - SAINT VALENTINE'S ANGEL
 
Why does it have to be just one day in the year
When we give love and share our joy ?
That happy feeling between girl and boy.
St. Valentine's angel,
Oh, angel of all loving,
St. Valentine's angel,
Give my love to everyone.
How I wish it could be
St. Valentine's day forever for you and me.
Oh, how I wish it could be
St. Valentine's day forever for you and me.
Wise men have often said
You know, from the pages of the books I've read
Life's joys and misery
Walk hand in hand and keep each other company.
St. Valentine's angel,
Oh, angel of all loving,
St. Valentine's angel,
Give my love to everyone.
How I wish it could be
St. Valentine's day forever for you and me.
Oh, how I wish it could be
St. Valentine's day forever for you and me, oh, oh.

 DONOVAN - ÁNGEL DE SAN VALENTÍN
 
¿Por qué hemos de tener solamente un día al año
para dar amor y compartir nuestra alegría?
Ese sentimiento feliz entre un chico y una chica.
Ángel de San Valentín,
oh, ángel de todos los amores,
Ángel de San Valentín,
entrega mi cariño a cada uno.
Cómo me gustaría que fuera posible
un eterno día de San Valentín para ti y para mí.
Cómo me gustaría que fuera posible
un eterno día de San Valentín para ti y para mí.
Los sabios han expresado a menudo,
ya ves, desde las páginas de los libros que he leído,
que los sufrimientos y las alegrías de la vida
van de la mano y se hacen compañía.
Ángel de San Valentín,
oh, ángel de todos los amores,
Ángel de San Valentín,
Entrega mi cariño a cada uno.
Cómo me gustaría que fuera posible
un eterno día de San Valentín para ti y para mí.
Cómo me gustaría que fuera posible
un eterno día de San Valentín para ti y para mí.

martes, 12 de febrero de 2013

Divertimento Para Orquesta

Esta probatina musical me llevó por caminos que transito poco. Y se nota. Me resultó verdaderamente laborioso y difícil (pero bastante divertido) sacar incluso este poco convincente ensayo de música de carácter orquestal. Cuando programo secuencias de estilo electrónico me consuelo pensando que todo vale y cualquier cosa da el pego. Siempre puedo decir las simplezas de costumbre sobre la creatividad personal y, como decía la canción, lo de “así me gusta a mí”, pero si me pongo a emular con muestras el sonido de un violín, tiene que parecer un violín y, si “canta”, no hay excusas que valgan.
 
Bueno, pues lo he intentado.
Otra cosa que no sabía es que, con instrumentos “acústicos” (violines, chelos, vientos… ), la mezcla se enturbia rápidamente y es muy difícil conseguir que suene nítida y dinámica. Así me explico cómo muchos discos de música clásica, que son un prodigio de interpretación, como grabaciones son una chufa. Los instrumentos se oyen “empastados” y confusos y, lo que en un auditorio era magnífico, en el disco queda pálidamente reflejado. Hay grabaciones recientes, no obstante, que una esmerada producción ha convertido en una delicia y una maravilla. No sé si aprenderé.
En el vídeo adjunto al tema, he puesto catorce relajantes fotos de montaña, para ayudar a pasar el trago (y ver si cuela). Como dice un amigo mío, “better with headphones”.
 

domingo, 10 de febrero de 2013

La Pista De Hielo - Roberto Bolaño

A estas alturas no había leído aún nada del escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003). Tenía una enorme curiosidad, no sólo porque nació el mismo año que yo, sino porque las fuentes de las que habitualmente me fío, lo consideran el mejor escritor en español de los tiempos recientes. Esas mismas fuentes me habían dado a entender que se trataba de un escritor difícil, poco accesible, muy “literario”, alguien que escribía para los de su gremio y con el que los no iniciados íbamos a tener que sudar si queríamos sacar algo de su profundo sabor.

Debía yo de estar confundido, porque nada de esto me ha enturbiado el disfrute de la lectura de su primera novela “La pista de hielo”, publicada en 1993 en Planeta, aunque la que cayó en mis manos fue la edición de Anagrama de 2003.
Se trata de una novela de gran interés y originalidad, no muy extensa, ligera como la patinadora que la protagoniza y muy difícil de etiquetar o clasificar. Entre el costumbrismo veraniego en la Costa Brava y la intriga de las novelas negras o policiacas. Un libro de amor (o de amores), crónica sentimental aderezada con corrupción política, con las peripecias vitales de los inmigrantes latinoamericanos con más o menos papeles y con las andanzas de personajes más o menos marginales, que configuran una fauna de supervivientes (y perdedores) algo alucinados.
Una austera sinopsis me permitirá centrarme: la novela está contada en primera persona por tres personajes que se alternan invariablemente en la narración. Cada breve capítulo está guiado por la voz de un personaje y el orden en que éstos narran, justifican e interpretan lo que ocurre es inalterable a lo largo de toda la obra.
El primero en tomar la palabra es Remo Moran, un poeta y pequeño empresario chileno, que es, entre otras cosas, dueño del camping “Stella Maris” donde va a transcurrir buena parte de la acción. A continuación, habla Gaspar Heredia, mejicano, amigo de adolescencia del anterior, también poeta, un sin papeles que entra a trabajar en el camping como vigilante nocturno. La tercera voz del relato es la de Enric Rosquelles, catalán, ambicioso, director del Área de Servicios y motor del Ayuntamiento de Z, que es como en la novela se nombra al pueblo de la costa.
 
El detonante del drama que estalla en la narración es la luminosa belleza de Nuria Martí, patinadora artística del equipo nacional español, que no consigue renovar su beca del Comité Olímpico Nacional, al haberse hecho un poco mayor para considerar que está aún en periodo formativo. Además va a ser apartada del equipo, porque éste está en fase de renovación. Enric Rosquelles siente una tal atracción por ella, que pierde sus referencias y concibe un proyecto descabellado. En el palacio Benvingut, una vieja, ruinosa y gigantesca mansión, antigua propiedad de un indiano, y que ahora pertenece al Ayuntamiento de Z, Enric, usando su influencia en el consistorio y los fondos que puede detraer y malversar, hace construir secretamente una pista de hielo, para que la patinadora entrene y él, mientras, poder observar su diáfana hermosura. Aquí la belleza está mostrada como preludio del desastre y aunque el anhelo de Enric se colma nada más con verla y sentir que la protege, también va a enamorarse de la espléndida Nuria Remo Moran, cuyas apetencias son las propias de una pasión más terrena y carnal.
Por su parte, Gaspar Heredia, el vigilante, trabará conocimiento y amistad con dos indigentes que son expulsadas del camping por no pagar: la vieja Carmen, que canta ópera por las calles y terrazas, como forma encubierta de mendicidad y la joven y silenciosa Caridad, pasmada y esquelética, de la que Gaspar se enamorará, y que lleva un cuchillo oculto entre las ropas, en apariencia para defenderse de agresiones reales o fingidas en su ensimismamiento y alucinación. Cuando estas mujeres tienen que abandonar el camping, han de pernoctar donde buenamente pueden y acaban yendo por el palacio Benvingut.
Cuando allí ocurre, en la misma pista de hielo, un misterioso y terrible asesinato, los acontecimientos se precipitan y todos, no sólo la víctima, ven su vida o truncada o vuelta del revés y han de enfrentar cambios tan drásticos como dramáticos.
La narración está escrita en un lenguaje de una concisión deslumbrante, preciso y afilado como un patín de los que usa Nuria en la pista que da nombre a la novela. Bolaño admiraba mucho a Borges y toma de él un lenguaje pulido y desnudo de una precisión extrema, para narrar lo misterioso con un distanciamiento que nos lo aproxima y disecciona de una manera tan brutal como poética. Una prosa inconfundible de tan personal, salpicada a veces de un humor desgarrado y malévolo.
Roberto Bolaño, fumando como en casi todas sus fotos
Tengo que decir que Bolaño parece tan afilado porque está muy próximo a los temas que narra, los cuales se contaminan de un tinte inconfundible de realidad existencial, él vivía en Blanes, pueblo muy parecido a Z, él trabajó de vigilante nocturno en un camping de la costa y conocía a la perfección los ambientes de los desarraigados latinoamericanos en Cataluña, en cierto modo, pertenecía a ellos. Buena parte de su novela (y al parecer todas son así) se basa en experiencias personales de primera mano y en su aventura vital intensa y relativamente breve.
Acabaré, para irme a empezar otros libros de Bolaño, con una cita literal: “El asesino duerme mientras la víctima le toma fotografías, ¿qué les parece?”   

viernes, 8 de febrero de 2013

Dibujo De Un Niño De L'Hospitalet (Un Regalo)

Soy algo propenso a quejarme de lo ingrato de un desempeño profesional que ejercí durante cerca de 40 años y que consistía, al principio, en inculcar a seres humanos en crecimiento sus primeras cifras y sus primeras letras y, más tarde, consistió en tenerlos entretenidos en una guardería, para que sus padres pudieran ir a trabajar, con el fin de pagar los plazos del coche y de la hipoteca. Ambos trabajos eran muy duros y tenían pocas compensaciones. “España va bien, España va bien”, decían, y nosotros con el salario más congelado que el moco de un pingüino; en cambio, cuando llegó la crisis, vimos nuestro sueldo reducido y gracias (y a callar), porque como encima teníamos un trabajo seguro…

El caso es que sí había alguna compensación después de todo. Esta mañana he estado haciendo limpieza y tirando documentación obsoleta (acreditaciones de asistencia a cursillos de actualización y formación y chorradas por el estilo), cuando me he topado con esta pequeña maravilla que acabo de escanear. Data de finales de los setenta o comienzos de los ochenta, yo estaba destinado en L’Hospitalet como maestro de un grupo de chiquillos, entonces no había especialistas (solo el de catalán) y nos tocaba dar todas las materias, hasta la Educación Física (o “gimnasia”, como se llamaba antaño). Un chavalito de tercero, al que recuerdo muy vagamente, me hizo en clase de dibujo este “retrato” y me lo regaló. El chavalito debe de andar ahora por los cuarenta años y a mí se me ha caído de una vieja carpeta este regalo que, ni más ni menos, me ha alegrado el día.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Potente Helada En El Soto De La Pinzana

Con este invierno tan suave que estamos teniendo y que, me quisiera equivocar, pero parece que ya amenaza con acabarse, me ha dado por echar de menos el frío de verdad y he rescatado unas fotos que hice en el soto de la Pinzana a finales de diciembre de 2005 y a comienzos de enero de 2006. Escalofriantes (en sentido estricto).
 
 
Cuesta creer que por estos lares hiciera tanto frío, pero así es: helaba durante las veinticuatro horas del día, hasta seis u ocho bajo cero, diez durante la madrugada.
 

No había caído un solo copo de nieve. La blancura de las ramas era debida a la escarcha.
 

El silencio era una versión atenuada del propio silencio, del más callado. No había ni un alma contemplando el helado espectáculo.
 
 
Hasta el reloj parecía que se había detenido con el frío. La luz era amortiguada y gris, como si durante todo el día estuviera amaneciendo.
 

Hice una veintena de fotos con una Panasonic Lumix que tiritaba como yo y apenas se atrevía a funcionar. Las he reducido y les he dado un aumento leve del contraste con Photoshop, antes de compartirlas aquí. Podemos imprimirlas en láminas de hielo, para felicitar las próximas navidades.
 

Mujer Turbadora, Hombre Más-turbado

Según hace público un estudio del gabinete psicológico de la Universidad “Fray Bartolomé de las Casas” de Tampa (Florida), un hombre varón se enamora un promedio de 26’7 veces durante la etapa de su vida comprendida entre los quince y los treinta años, la mayoría de estas efusiones sentimentales y emocionales son infructuosas y estériles y no hacen sino socavar su autoestima hasta convertirlo en un adulto emocionalmente maduro e inofensivo para la sociedad...
 
Cuando era joven y escribía sonetos, fui rechazado innumerables veces por innumerables muchachas. A todas ellas quiero dedicar hoy este sentido poema, escrito en alguna velada de juvenil frustración, allá por los setenta del pasado siglo, cuando fui rijoso como el burro de Sancho Panza. No sé por qué pienso que algún posible lector masculino podrá sentirse más que identificado, retratado, en la desazón del amor y el deseo físico no correspondidos.

MUJER TURBADORA, HOMBRE MÁS-TURBADO

 
Sé que me ignoras, pérfida Gabriela,
que indiferente cruzas mi camino,
ajena al designio que determino
de hacer girar por tí la manivela;

mas puedo, en caprichoso duermevela
convocarte, cual ladino Aladino,
sin que veas lo enhiesta que la empino
soñando que tu labio me la fela.

Y aunque dudo que mi pasión trascienda,
degusta mi abyección y no te ofendas
de esta sed de tus formas seductoras,

 que en un Kleenex te guardo la ofrenda
del espasmo que consagra a tus prendas
medias noches, madrugadas y auroras.

martes, 5 de febrero de 2013

La Marca Del Meridiano - Lorenzo Silva

Ya me he despachado la sexta y última (por ahora) entrega de las aventuras del brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro, investigadores de la unidad central de homicidios de la benemérita, obra galardonada con el premio Planeta de novela de 2012.
 
Sin que esto suponga demérito para el libro, me gustaría hacer un comentario malicioso sobre la naturaleza del premio que lo acredita. Asistimos, desde siempre, pero en los últimos tiempos de manera más acentuada, al espectáculo de un galardón literario que se otorga a profesionales altamente consagrados (Vargas Llosa, Mendoza, Silva…) por obras que se prevé que van a ser un bombazo comercial y que, esto es lo más chocante para mí, se falla por un jurado en el que ninguno de sus miembros puede fingir, por más morro que tenga, que desconoce la procedencia de la novela. ¿Cómo va a ser tomada como anónima si forma parte de una serie?. Por lo tanto, no adivino cuál es el objetivo del fingimiento de escoger entre trescientas obras presentadas, si el premio ya está adjudicado de antemano. No soy capaz de imaginar al empresario de la editorial diciéndole a un autor célebre y prestigioso: tú prueba y preséntate, que a lo mejor ganas o tal vez no, porque la competencia es mucha. Bueno, Planeta es una empresa privada y de lo suyo gastan, pero esta pantomima que cubre de oro a un gran escritor, lo impregna también de un indisimulable tufillo a tongo. Me divierte pensar qué pasaría si entre los pardillos que se presentan y que realmente no compiten, se hallara uno que hubiera escrito un nuevo “Cien años de soledad”.

Hecha esta salvedad, tengo que admitir que “La marca del meridiano” es, una vez más, por descontado, un libro interesante y muuuy entretenido, con un gancho irresistible, que uno casi lee de un tirón si no tiene obligaciones perentorias que se lo impidan. A mí, debo tener la tarde tocapelotas, usando la perspectiva de haber leído la serie completa, los dos últimos, “La estrategia del agua” y éste, son los que menos me agradan, por razones que luego expondré. Los cuatro primeros, incluido el de relatos cortos “Nadie vale más que otro”, los disfruté muchísimo. Los dos más recientes, no es que no me hayan gustado, pero lo que incorporan me vale menos que lo que descartan.
Vamos con “La marca del meridiano”: el jubilado subteniente Robles, amigo y mentor de Bevilacqua, según se nos dijo en “La reina sin espejo”, aparece en La Rioja, lejos de su morada barcelonesa, colgado de un puente. Ha sido torturado y asesinado en una especie de brutal ajuste de cuentas. A Bevilacqua, Vila para los amigos, y a su fiel Chamorro les toca, muy a su pesar, emprender una investigación que se les va a complicar y a ramificar hasta lo indecible. El caso es como si te hallaras con la más pequeña e interior de una sucesión de muñecas rusas y tuvieras que ir tirando hacia afuera, topando con envolturas que son muñecas cada vez más grandes, pesadas y poderosas. Se abarcan sucesivamente horizontes más ominosos: asuntos internos de corrupción dentro de la guardia civil, distribución de drogas, esclavitud sexual de mujeres inmigrantes… hasta llegar a un malo malísimo internacional, que se arroga el derecho de vida o muerte sobre las personas, incluyendo sus propios sicarios prescindibles. Una trama compleja que Silva narra con su pericia habitual en una novela un poco más sombría que de costumbre.
A lo que me refiero, cuando digo que las dos últimas entregas me gustan un poco menos, es a que Chamorro y Vila han envejecido sin acabar de crecer como personajes. Chamorro se caracterizaba por una vivacidad que ha desaparecido, no tiene vida personal y es un caso de adicción al trabajo, se ha vuelto más opaca y, en lo que se refiere al pobre Vila, lo veo menos sentencioso y más derrotado, tuvo en el anterior libro un desengaño con un juez (que no se acaba de detallar), estuvo a punto de dejar el tricornio y desde entonces no es el mismo hombre. En esta última entrega cuenta algo de las intimidades de su pasado y, o yo he leído demasiada novela negra y policiaca, o es un cliché sentimental poco convincente, pero al menos ya sabemos lo que le pasó en Barcelona, años atrás cuando estuvo en la frontera del lado oscuro, frontera que el asesinado Robles traspasó. También habla de cuando servía en el País Vasco, contra unos enemigos a los que no se corta (y esto me encanta) de llamar alacranes. Toma Jeroma.
Otro aspecto que me gusta menos es que las investigaciones ya no se basan en pelos, huellas y manchas de sangre, con su clásico atractivo, sino en seguimiento de móviles, cuentas de Facebook, correos electrónicos y otras variadas lindezas tecnológicas de última generación, que hacen las investigaciones más complejas y farragosas, qué le vamos a hacer, el mundo se ha vuelto así, pero uno echa de menos las artimañas deductivas de los viejos detectives, basadas en el arma homicida y la falta de coartada. Para hacer frente a la complejidad añadida, se ficha a un nuevo personaje, el guardia Arnau que, la verdad, es un ser muy apagado y aporta poco a la trama.
Aquí vemos el arco que marca el meridiano
Por cierto, el título “La marca del meridiano” se refiere a un vistoso arco que hay en la autopista entre Madrid y Barcelona, en pleno desierto de Monegros, alzado para señalar el paso del meridiano de Greenwich que divide los hemisferios: Barcelona queda en el oriental y Madrid en el occidental, aunque no me quedó claro qué significado le quiere dar el autor a ese hecho. Si tuviera que resumir el libro en una frase, usaría la de “literatura de entretenimiento de altísimo nivel. Aunque la serie ha pasado por mejores momentos, no defrauda”.

  

domingo, 3 de febrero de 2013

Deliciosa Martha. Sin Reservas

Mi afición a la Gastronomía es tan menguada que dejé “Ratatouille” por puro desinterés a mitad de película y eso que la crítica la ensalzaba un montón… Pero ya no me fío de la crítica: el otro día fui a ver “The Master” que es, según los críticos, lo mejor que hay hoy en la cartelera y me cuesta recordar la última vez que me aburrí tanto. A las dos horas de ese tostón implacable estuve a punto de salirme del cine…

Está bien, a lo que iba, hace unos días cayó en mis manos “Sin Reservas”, una película que no parecía que fuera a sacudir mi vida. Sus evidentes pretensiones eran sólo las de una insignificante comedia dramática de ambiente gastronómico y corte sentimental. Algo ideado para pasar el rato de sobremesa, poco más que un telefilme, aderezado con la belleza de la Catherine Zeta-Jones y una indudable solvencia en la producción, made in USA. No me venció el sopor, tras un par de sonrisas y algún amago de lagrimita, di en pensar que en la carrera de la Catherine no acaba de cuajarse ese gran papel que yo esperaba para la posteridad, “Sin Reservas” tampoco es la excepción: una actuación digna para una película digna, que a alguno le parecerá un poco empalagosa, aunque no es mi caso. Sale también la niña de “Pequeña Miss Sunshine”, cuyos rasgos amables van como anillo al dedo al tono general de la película. Cordial y agradable sin más, y ya me disponía a olvidarla cuando, ay, sin menoscabo de mi infinita ignorancia, me entero de que es un remake, para el gusto americano, de una producción alemana previa, del año 2000.

 
No quisiera ofender a nadie, pero el cine norteamericano de hoy no va sobrado de ideas, así que razoné: si el remake es bueno, la original tiene que ser la bomba. Recuerdo por ejemplo que la muy notable y graciosísima “Los visitantes (no nacieron ayer)” Tenía un remake norteamericano infumable, una cosa penosísima que aquí se comercializó en vídeo como “Dos colgados en Chicago” (¿cómo se avino el bueno de Jean Reno a autoparodiarse en semejante excremento?).
Así me lancé a investigar en busca de la peli original y, finalmente, di con “Deliciosa Martha” (Mostly Martha) que es un manjar mucho más exquisito. La línea argumental de ambas producciones es muy parecida: algunas escenas y diálogos coinciden punto por punto. Hay diferencias basadas, sobre todo en la niña y su papel.

Martha es la cocinera jefe en un restaurante de cierto empaque, aparte de eso apenas tiene vida personal, es un poco “cardo”. Vive obsesionada con sus destrezas culinarias, hasta el punto de que la dueña del restaurante la envía a terapia, donde habla con el terapeuta… de recetas.

Su hermana y su sobrina van a venir a pasar un fin de semana con ella. Mientras las espera, recibe una llamada en el trabajo: han sufrido un accidente de tráfico. En el momento más dramático de la película, Martha comprende que su hermana ha fallecido y su sobrina, hospitalizada, no tiene otra familia con quien quedarse a vivir, si no es con ella. Así pues, su vida ha dado un giro radical: tiene que hacerse cargo de una niña que ha perdido a su madre. Es aquí donde la línea argumental de las dos películas diverge un poco: Zoé, la niña de “Sin Reservas”, es un ser dulce, apacible y dócil que, pese a su tristeza, acepta su nuevo destino, mientras que Martha se tropieza con Lina, una niña mucho más “dura”, que le da muchos más problemas, que no acepta su situación y que quiere que busquen al padre que jamás se ocupó de ella, una niña mucho más “real” en suma, con la que Martha las pasará canutas.
 
La patrona del restaurante manda a Martha unos cuantos días a casa para que se adapte a su nueva situación de madre vicaria y, cuando Martha regresa al trabajo, se encuentra con un ¿ayudante? ¿suplente? un nuevo chef, en principio subordinado a ella, un italiano llamado Mario. Aquí encontramos otra diferencia argumental: en “Sin Reservas” nos topamos en este momento con el “guapo interesante” al uso y es todo mucho más previsible. En “Deliciosa Martha”, Mario compone un personaje verdaderamente entrañable: impuntual, desordenado, inseguro, imprevisible, pero lleno de vitalidad y calidez, como un símbolo de lo mediterráneo puesto en la fría Hamburgo…
 
Especialísima mención merecen dos aspectos en “Deliciosa Martha”. La actriz protagonista, Martina Gedeck, a quien había visto en “La vida de los otros”, interpreta su papel con una intensidad y un poder de convicción fuera de lo común, haciendo un personaje que va creciendo en belleza y atractivo a lo largo de la película. Encarna a una mujer insegura y abrumada que, sin embargo, no tiene más remedio que sacar lo mejor de ella misma y seguir adelante. Soberbia. Otra cosa que deja pasmado es la hermosura visual de la película, con encuadres y desplazamientos de cámara en estado de gracia, por una cocina que es un espacio de enorme plasticidad (e insisto que no me suele motivar la temática culinaria). Hay una escena sublime de los cocineros en plena “danza” con la canción “Vía con me” del gran Paolo Conte, que es un festín en y para todos los sentidos.
 
En otros casos se opta por secuencias muy breves que siempre tienen un punto intenso y algo desgarrador, hay una constante en la película: la economía de medios en la narración. Siempre es muy poco lo que se dice y un complejo mundo de hechos y emociones lo que se cuenta. En conjunto resulta muy conmovedora, una de esas películas que consiguen ablandarte y ponerte sentimental. Como decía Willy en un episodio de los Simpson: “no lloré en el entierro de mi madre y voy a llorar ahora”.
Si no la encuentras en el Fnac, la mula puede acudir en tu ayuda, pero si lo tuyo es emocionarte con las películas y decir cuando acaban ¡ay, qué bonita! mientras te secas los ojos, debes probar con esta propuesta hermosa, austera y llena de calidad cinematográfica.