miércoles, 20 de febrero de 2013

El Estado De La Nación (Es Un Embarazo No Deseado)

En estos momentos sus señorías, nuestros representantes parlamentarios, se hallarán en la cámara legislativa disputando sobre el Estado de la Nación. Sé que algunos, precisamente los partidarios de su disolución, preferirían llamar a este debate el estado del Estado, pero suena mal.
Con la que está cayendo, no es lo único malsonante que oiremos. El descrédito de la casta política está bien acreditado y es sumamente peligroso. Aunque en un país cuyo deporte nacional es la maledicencia, los políticos han sido siempre cubiertos de los más sonoros vituperios. Haz memoria y ayúdame: ¿hemos tenido alguna vez un Presidente del Gobierno del que nos sintiéramos orgullosos? Como los alemanes con Willy Brandt, o los ingleses con Churchill, o los suecos con Olof Palme. ¿Verdad que no?
En el sorprendentemente actual libro de Fernando-Díaz-Plaja “El Español y los 7 Pecados Capitales”, un best-seller publicado por el periodista, historiador y viajero en 1966, leemos:
“Esto creo yo que explica la aparente incongruencia de que tanta soberbia individual acepte por largo tiempo una dictadura (entre blanca, roja y blanca hay español que lleva cuarenta años así).
En el caso presente, el Gobierno ha comprendido dos características nacionales. La primera, que es imposible callarle la boca. Y desde hace muchos años en los cafés, en los teatros (público), en las reuniones, se habla con un tono que no hubiera sido posible bajo los regímenes de Hitler, Mussolini, Stalin o Perón.
Y el gobierno lo ha permitido porque sabe —la otra característica— que este desahogo es puramente verbal y que el español, después de haber contado con tajantes y casi siempre obscenas palabras sus ideas sobre la materia, termina con ello su protesta cívica. Y se queda con la conciencia tranquila. 
Que sus frases no se reflejen en cambio alguno, es problema secundario porque es ajeno. Él ya ha dicho lo que pensaba.”
Lo citado entre comillas ocurría en los tiempos del Caudillo de España por la G. de Dios, Paquito el Ferrolano para los amigos, un dictador no sabemos aún si totalitario o autoritario. Es evidente que en democracia continúa ocurriendo lo mismo. Los ponemos a todos a bajar de un burro, sin detenernos a pensar que, hace poco más de un año, D. Mariano y su locuaz pandilla sacaron mayoría absoluta en unas elecciones democráticas, es decir, una mayoría de españoles creyeron que se trataba de la opción menos mala para salir de la crisis.
Sanidad Pública (NO es un montaje)
Vale que a día de hoy el Estado de la Nación está dos puntos por debajo de angustioso y sólo uno por encima de catastrófico, pero ¿a quién llamamos ahora? Vale que el colectivo “Toma el dinero y corre”, los dos grandes partidos, no han aunado ningún esfuerzo para sacar el país adelante, los unos dedicados a la indolencia y los otros al golpismo, no han querido/sabido/podido poner en marcha instrumentos de transparencia, pactar prácticas de buen gobierno, negociar políticas de crecimiento… pero ¿quién va a venir a arreglarlo? Es lo que hay. Podría ser peor. Podría llover (aún más mierda).
Hace unos días me llegó este correo. Como me parece ingenioso y humorístico, lo pongo aquí como remate. “Winter is coming”, pero nos queda la esperanza, aunque sólo sea la de sobrevivir.

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