viernes, 8 de noviembre de 2013

En El Bando Perdedor

Esta es, según los que han tenido la paciencia de escuchar mis escarceos musicales, mi mejor canción. O la menos mala, si quieres. De este modo, tienes una buena pista: si la oyes y no te gusta, podrías prescindir sin remordimientos de todas las demás.

La compuse y secuencié hace más de quince años en un apreciable programa de aquella época que se llamaba XGWorks y funcionaba muy bien con tarjetas de sonido de Yamaha. Esta semana me ha dado por retomarlo y lo he vuelto a masterizar, aprovechando las capacidades de audio del programa Reason. Me ha gustado cómo ha quedado pero, claro, soy el padre de la criatura y qué voy a decir. Un soporte rítmico y armónico de guitarra, bajo y batería, con un colchón de cuerdas, todo emulado, sostiene una melodía bastante pegadiza en tres partes, que hacen de estrofas y estribillo.

Aquellos que se chuflan, sin acritud, de mis esfuerzos musicales, me proponen que escriba la letra de la canción y la cante, sin embargo saben que una almeja tartamuda tendría mejores posibilidades que yo para entonar armoniosamente. No obstante, por si alguien quiere hacer karaoke, esta vez he escrito el texto, “uno que más o menos vaya bien con la música, la música es lo primero”, como dice con toda frescura Jeff Lynne, el líder de Electric Light Orchestra. Acertaste. Otro de mis referentes.
 
 

1 comentario:

  1. Gusta la criatura, que sí. La música la veo bastante más animosa que la letra, muy existencialista ella (o ex-existencialista quizá) pero a mí particularmente me van estos descompases.

    ResponderEliminar