jueves, 22 de mayo de 2014

La Escuela En Sepia

He tenido ocasión de chafardear en los cuadernos escolares de un niño del curso 1955-56, unos auténticos incunables. He escaneado algunas de sus ingenuas y hacendosas páginas, en las que encuentro el nítido aroma de una época muy remota, no tanto por los años transcurridos, que son bastantes, sino por las referencias, en su contenido, a un mundo del que se han extinguido hasta los ecos.

No es que vaya a ponerme a defender yo ahora el modelo escolar de hace sesenta años, basado en tareas tediosas y repetitivas que, primordialmente, consistían en copiar y copiar para intentar reproducir un mundo de valores y creencias que, incluso entonces, en los años de esplendor del régimen franquista, estaba ya vacío, obsoleto y caduco o, como se dice ahora, desfasado.

No obstante, no puedo sustraerme a la grata tentación de asomarme al túnel del tiempo, ahora que puedo mirar “aquéllos maravillosos años” sin nostalgia ni rencor y comentar, entre distanciado e irónico, las excelencias del menú educativo impartido en las escuelas que, en aquel brumoso pretérito, se llamaban nacionales.


Da comienzo el repaso con una portada con la franquicia Disney, en la que un chiste de rancia incorrección política nos sitúa en el país de las maravillas.


En una libreta de aquel entonces se transcribían tareas de todas las materias: historia, religión, matemáticas, lengua, ciencias… Tenía la ventaja de cargar al escolar con mucho menos peso y el inconveniente de mostrar un batiburrillo de contenidos desconcertante. Aquí vemos un sagaz resumen histórico de la llegada de los árabes a la península, “penetraron en España”, dice. Y es que, con una concepción histórica asombrosa, se establece que la nación española es eterna: ya estaba allí (o sea, aquí) antes de todas las invasiones.


Ahora nos embarcamos en una lección de ciencias naturales. Llama poderosamente la atención la imprecisión de un lenguaje de escaso contenido científico. Se desgranan muchos ejemplos concretos y podemos comprobar que el tabaco aún no estaba proscrito del ámbito escolar.




Hay mucha religión y también se desgranan algunas de las concepciones políticas de la dictadura. Aquí podemos leer la conmemoración del Día del Dolor que ha desaparecido del currículo… En general, había una tendencia a formar al alumnado, adoctrinándolo en grandes valores incomprensibles y huecos, en lugar de educarle en el correcto uso de los contenedores de residuos y adiestrarle para no desperdiciar el agua, que son los temas éticos de ahora.

En cuanto a la religión, si no te has enterado de por qué sólo puede haber una verdadera y es la Católica, ahora tienes la oportunidad de hacerlo.


En aquel régimen, al igual que en el actual, las matemáticas eran la cenicienta del currículo escolar que, por entonces, se llamaba programa (era igual de inconsistente, pero mucho más reducido y no incluía los idiomas extranjeros ni algunos de los nacionales). Aquí hemos visto un sistema métrico decimal en el que se incluye la peseta entre sus unidades de medida. Fascinante


También había geografía. Observemos este minucioso mapa de las provincias españolas, rotuladas con los recios nombres anteriores a los cambios políticos que trajo la transición.



Me despido con la parte más doctrinaria, donde se aprecia cuál es la misión de España en el mundo, remachada con una tarea muy común entonces: la repetición de líneas, denominada “muestra”. Va también un ejemplo de lo que el presidente Zapatero, quizá con otro sesgo, denominaba “memoria histórica”. Hay materia para dar y vender, pero dicen que para muestra, basta un botón.

    

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