martes, 20 de mayo de 2014

Puertas Rústicas En La Ribagorza

Una vez más me propongo traer aquí unas imágenes que indagan, sin orden ni método, en el misterio de las puertas abiertas o cerradas, viejas o nuevas, funcionales o decorativas, desvencijadas o restauradas, sencillas o nobles, en los más variados rincones de los pueblos ribagorzanos.

 
En ésta ocasión se trata de fotografías que ya tienen una docena de años, por eso no he acertado a catalogarlas: las hay de Benasque, tal vez de Anciles o Cerler, Sopeira, Arén y algún otro recóndito y silencioso lugar en el que me paré, atraído por un enigmático rincón, un sigiloso patio o una puerta de vocación declaradamente monumental, en un edificio que otrora debía parecer un palacio y ahora no es sino un caserón semiabandonado.


 
El turismo, por un lado, ha reavivado estos ámbitos despoblados y, por otro lado, los ha desvirtuado y adulterado, hasta el punto que hay que tirar de la memoria de los mayores para desentrañar los enigmas de la vida que acotaban estas grandes puertas, cuyo atractivo reside también en sus imperfecciones, en sus asimetrías y, a veces de un modo dramático, en su abandono.


 
He recogido dos o tres fachadas, donde la fascinación pictórica ha sido tan intensa que no me he ceñido a encuadrar sólo la puerta, sino que he tomado la imagen de conjunto. Si en una vida ulterior aprendiera a pintar, tiraría de espátulas y de lienzos hasta dar con el secreto que se dibuja en estos relieves…


 
Pasando a aspectos más prosaicos, todas las fotos son digitales (menos una), todas están fuertemente manipuladas en Photoshop (lo siento, soy muy malo encuadrando) y todas proceden de cámaras digitales muy “primitivas”, los primeros y toscos modelos que hicieron opinar, a la gran mayoría de los fotógrafos de entonces, que aquello de la fotografía digital no tenía ningún futuro y que dentro de pocos años nadie se acordaría de qué era eso de los megapíxeles. Cosas veredes, amigo Sancho.



 
 

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