lunes, 8 de diciembre de 2014

Banderas De Nuestros Padres

El otro día, mi hijo el menor me preguntaba: “papá, ¿cuántos países hay en el mundo?” Pensé: “N.P.I.” que significa, traducido a lo políticamente correcto, “no poseo información”. Consulté mi vieja y desfasada enciclopedia y salían 160 banderas de otros tantos Estados, aunque el número ha crecido con la descolonización, la emancipación y la inflación. Pensé: si trato de documentarme y le digo, por ejemplo, 214, es posible que en ese momento ya sean 216, tras el reconocimiento de Biafra del Sur o cualquier otro país emergente, o vete a saber si Gría ya se ha separado de Hun… Y tampoco puedo esperar al desfile inaugural de los Juegos Olímpicos de 2016, porque al chaval ya se le habrán pasado el interés y la inocencia de considerar a los Estados y sus banderas como realidades sustantivas y permanentes.


En la canción “Citadel” de los Rolling Stones, la vigorosa voz de Mick Jagger canta: “Flags are flying, dollar bills / Round the heights of concrete hills / You can see the pinnacles” (las banderas son dólares flotando al viento, coronando las colinas de cemento, cuyas cimas puedes ver, o algo así) y no puedo estar más de acuerdo con su ocurrencia; si no te gusta dólares, pon euros o rublos.


La visión de las banderas de la vieja Enciclopedia Sopena, me ha traído a la memoria Estados que ya no existen: pueden verse, en estas láminas, las banderas de la Unión Soviética, Yugoslavia, la República Democrática de Alemania, Checoslovaquia, Birmania, Rhodesia o… la España preconstitucional.


A juzgar por la repercusión que ha tenido este año la celebración del Día de la Constitución, no puedo dejar de reflejar aquí el clamor popular que exige su reforma: el vecino no me habla de otra cosa en el ascensor, hasta parece haber perdido el interés por el fútbol, el del quiosco me habla de ello todos los días, en la frutería es tema recurrente y hasta en la peluquería es la conversación más repetida entre todos los parroquianos: “a ver si la hacen más social…” “A ver si le dan un toque más federal… “ “A ver si permiten de una vez el encaje de Catalunya…” Un hombre calvo suspira: “A ver si establecen de una vez el derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de una buena mata de pelo”.


A mí, en mi inmodestia, se me ocurren dos aportaciones al inminente consenso: una para modernizar la denominación del Estado, que pasaría a llamarse España 2.0, con lo que seríamos la primera nación en incorporar al nombre un moderno toque informático.

La otra se refiere a la bandera. He observado que el marrón y el gris son colores con poca presencia en el universo de los pendones, con lo cual hago una propuesta de absoluta originalidad, que incorpora esos dos colores y hace tabla rasa de toda la simbología preexistente. Me ha quedado el diseño tal que así:


Y es tan horroroso, que tiene una importante virtud: dado que semejante oriflama no le puede gustar a ningún compatriota, tampoco habrá ninguno que se sienta ofendido, despechado o excluido por el mismo motivo, pudiéndose alcanzar una notable unanimidad. Tomen nota, señorías.

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