viernes, 19 de diciembre de 2014

Oratorio De Navidad - Johann Sebastian Bach

Años atrás, solía decirme agnóstico para disimular, pero estimulado recientemente por los frutos de las tres grandes religiones monoteístas, particularmente por los del islam, no vacilo ahora en confesarme ateo. Citaba, el año pasado por estas fechas, al filósofo Salvador Pániker, el cual decía en una entrevista: “No soy ateo porque existe Bach”.

Creo que la música de Bach disculparía en parte la eventual existencia de un Dios Creador, al que justificaría de algún modo, a tal punto que Su obra en nosotros nos parecería menos lamentable y penosa, menos miserable y chapucera: si le otorgamos la naturaleza de Todopoderoso, justo es reconocerle que se ha esmerado poco. Ah, pero está la música de Bach, que es una altísima alabanza a unos atributos que precisamente esta alabanza convoca o materializa de forma extraordinaria. Realmente esta música es la que crea a ese Dios.

Buceando en YouTube, tuve la fortuna de dar con esta fantástica versión, que dirige sir John Eliot Gardiner, cuya audición y visualización casi hace flaquear mis robustas creencias en el aleatorio sinsentido del Universo. Decidí que, en el improbabilísimo caso de dirigir una cadena de televisión, me echarían cuando verificaran que, año tras año, jamás cejaría de programar semejante vídeo durante estas fechas. Volviendo de la fantasía a mi modesta realidad, aquí lo encajo, por si algún alma curiosa le da al “play” y es capaz de ascender, siquiera un ratito, donde la Música propone.
 

Luego, ya iremos al Mercadona a desinfectarnos con espantosos “jingles” y soniquetes navideños que, por lo menos a mí, me confirman en mi fe inquebrantable en que, las creencias de mis mayores, se han ido por el desagüe al pozo negro de la cósmica sepultura del Dios que nació muerto.

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