lunes, 30 de marzo de 2015

Puertas En La Calle Mayor De La Puebla De Roda



 
Siempre que tengo ocasión de darme una vuelta por la Ribagorza, esta comarca tan extensa, tan despoblada y tan fronteriza, regreso a mi casa con un descubrimiento, con una sorpresa, prendado con un nuevo motivo de fascinación: el caso es que aprovechamos que al Domingo de Ramos le había dado por obsequiarnos con buen tiempo y fuimos a investigar si la primavera se había posesionado de los alrededores del monasterio de Obarra (y no, aún están con el atuendo invernal).


 
Al volver, acostumbramos a parar en algún lugar de interés monumental o histórico, comúnmente Roda de Isábena, cuyo complejo eclesiástico es de disfrute obligatorio (incluso teniendo en cuenta que somos infieles).


 
Siendo así, habíamos pasado siempre de largo por la Puebla de Roda, una población que está un poco más arriba en el valle del Isábena y que, no sé por qué, nos había parecido siempre un lugar de paso, de tránsito (perdón por el error).


 
El caso es que esta vez nos decidimos a parar y a visitar este pueblo que, hablo por mí, desconocía a la perfección: solo sabía que, como es muy frecuente aquí, fue un núcleo importante antes de que la despoblación del medio rural en los años 50 y 60 aquejara a esta zona, dejándola convertida en un desierto demográfico.

 
Dos calles principales corren, más o menos paralelas, una cercana al río, la calle Mayor y la otra, la calle Baja, próxima a la carretera, desde la cual, no se acaban de apreciar motivos de especial interés.

 
Así que no sospechaba de las bellezas que esconde y muestra su calle Mayor, entre casas de piedra, horadando mediante arcos tres pasadizos y con un muestrario de esos objetos para mi secreta pasión fotográfica que, como ya he dicho, son las puertas rústicas.


 
Aquí las hay de todos los géneros: restauradas y ruinosas, con dinteles rectos y semicirculares, con cuarterones de madera, con arcos de piedra, en fin todas las variantes de lo que es la arquitectura popular de por estas elegantes tierras.


 
Puertas. Espero que disfrutéis como yo, de su sereno misterio, de lo que ocultan a la mirada y de lo que muestran a la imaginación. Aquí, al menos, no estaban todas clausuradas, atrancadas con cerrojo y abandonadas al tiempo y al olvido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario