martes, 2 de junio de 2015

Ajedrez. Cuando El Rival Es Una Computadora

A mediados de los 80, llegaron al mercado unas maquinitas con las que podías jugar al ajedrez. Eran caras como la langosta y no es que fueran adversarios de cuidado, más bien las primeras eran un tanto previsibles y tontorronas, tenían lo que se ha llamado un “juego maquinal”, basado en el material, en la “fuerza bruta”, pero como eran más lentas que la administración de justicia, no es que calcularan con una profundidad abisal: un mate en 4 jugadas les podía llevar todo el rato de la merienda. Además, en los finales de partida, su estrategia era un tanto deplorable y las podías engañar, haciéndoles la pirula y dejándolas con la piruleta. Eran las primeras Chess Challenger, Novag y Mephisto. Un problema añadido era que, si querías que jugaran con un poquito de nivel, tardaban más en responder que las piedras y aquello era un aburrimiento.

Poco a poco, fueron mejorando. Recuerdo a Amador Cuesta, un señor que escribía en las revistas especializadas en el noble juego, detallando la evolución de tales artefactos y los modelos de mayor rendimiento. La Mephisto de la fotografía todavía funciona, la adquirí en el Corte Inglés de Barcelona y me costó lo que hoy valdría un portátil de gama media. Todavía era lenta, pero ya era un rival de cierta envergadura. Qué tiempos. La primera que tuve que jugaba con un mínimo de sentido fue la Novag Super Constellation, no sé qué hice de ella. Paleoinformática: el uso de ordenadores personales no se había extendido aún por los hogares humildes de estos olvidados páramos.

Do you remember the future?
 
Cuando llegó el PC a las casas, de la mano de esos escolares que lo querían “para estudiar”, su procesador, más potente que el de las maquinitas dedicadas, se puso, entre otras muchas cosas al servicio de los programas de ajedrez, que venían en disquetes: M-Chess Pro, allá por 1995, fue el primero capaz de dar unas hostias de campeonato. Las tornas se habían cambiado. Luego vendrían los Rebel, Fritz, Genius, Hiarcs… Hasta hoy, cuando nadie en su sano juicio se atrevería a retar a un programa ejecutándose en una plataforma rápida, de varios núcleos. En el momento presente, los programas son intratables y no se puede jugar contra ellos, ni aun siendo un perfecto masoquista. El problema actual es cómo rebajarles la fuerza para poder echar una partidita medianamente entretenida.


Estos dos disquetes almacenaban más
sabiduría ajedrecística que mi cerebro

...Y estos, también
 
Y hay programas que se adaptan más bien o más mal a tu nivel de juego, sea el que sea: en unas cuantas partidas te lo han medido y luego juegan como tú, poco más o menos: te dan el gustazo de ganarles alguna partida y te dan con la morcilla gorda y negra en el ojo en cuanto te descuidas. Claro, que no es fácil para un programa simular un juego humano y cometer errores creíbles, aunque algunos lo hacen, más bien que mal.

El mejor que yo conozco es Shredder para iPad: por 7 u 8 euros (iPad no incluído), te agencias un contrincante de cuidado, de mucho cuidado si lo pones en estilo “aggressive”. Se adapta muy rápidamente a tu fuerza como jugador (mide tu ELO) y te las va a hacer pasar canutas aunque le ganes. Tiene un juego humano, emprendedor, tocapelotas y, hasta sus errores, son muy “lógicos”. Es rápido (responde en el acto incluso, a niveles bastante fuertes) y no te aburrirás con su ritmo ni con su juego, más que activo, asesino.

Ahora que estoy “retirado”, me entreno un poquillo con él y, normalmente, me canea de lo lindo, aunque, el otro día, pude hacerle una versión del “sacrificio inmortal”, entregando las dos torres para meterlo en una red de mate. La partida es verificable (es decir, cualquiera podría comprobar que el dispositivo juega así) y la consigno aquí, para darme un poco de moral, omitiendo las 313 derrotas anteriores. en las que jugué, como diría Mafalda, como un “pichiruchi”.

Primero la planilla completa, de la que estoy tan ufano, tal vez sin motivo. Es una partida a 15 minutos.

 
Cualquiera que me conozca, sabe que juego el gambito Morra y lo planteo así de chapuceramente.

 
Con esta jugada tan “activa”, el programa la caga de lo lindo, cuando le juegue b4, ya las puede tirar.

 
Éste es el “sacrificio inmortal”.

 
El negro se ha comido las 2 torres y va a morir del empacho, aunque al melón que lleva las blancas le cuesta encontrar el camino.

 
Este jaque doble es la clave del asunto (ya era hora, macho).

 
Mate pirulero, la pringaste, compañero.
Y hasta otra, amighost.

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