sábado, 14 de noviembre de 2015

Siempre Nos Quedaba París

Quisiera escribir un sincero mensaje de condolencia por las víctimas de la barbarie, en esta ocasión, una vez más, en París. Una de las capitales mundiales de la libertad y de la tolerancia, hogar de gente muy comprensiva y multicultural. Muy lógico, puesto que lo que pretenden esos desperfectos morales y culturales con sus agresiones indiscriminadas y recurrentes es, precisamente, demostrarnos que nadie está a salvo si solamente lo ampara la libertad y la tolerancia, cosa que por otra parte ya sabíamos. Nadie está a salvo, punto.



Quisiera testimoniarle a esa especie de paisana que, con inefable decoro, ostenta la alcaldía de París, mi más conmovida expresión de apoyo y dolor compartido. Mucho me compadecí de las víctimas del 11-M en Madrid, una piedad que no sirvió de nada y para nada, así que ahora rememoro el horror y me doy cuenta de que es el mismo, dispuesto a servirse a sí mismo, a perpetuarse, desde las pirámides de cabezas de los antiguos reyes asirios. Algo hemos progresado pero, en lo esencial, se mantiene el mensaje milenario: ¡ay de los vencidos!


Y parece que continúa la escalada de la Tercera Guerra Mundial, esa especie de guerra civil a nivel global: resulta que ya hace algún tiempo que nos la han declarado, y esta vez nos ha pillado tomándonos unas cañas, porque nosotros seguimos por ahí, dándole coba al enemigo, ya que hablando se entiende la gente y hay que negociar, que para eso están los fusiles de asalto y los explosivos, para reforzar los argumentos de estos desfavorecidos mentales, de estos oprimidos religiosos, de estos defensores de la verdadera fe. (Me asaltan dudas piadosas, / ¿y si hubiera malgastado / mis boñigas asquerosas / con el dios equivocado?)


Una vieja redondilla, que recoge el académico Pérez-Reverte en un artículo sobre historia de España, dice: “Llegaron los sarracenos / y nos molieron a palos / que dios ayuda a los malos / cuando son más que los buenos”. Y es que, aunque no es pertinente señalarlo, sí, hay por medio un tema de religión: me consta que los terrorilleros no abrieron fuego mientras tarareaban “Imagine” de John Lennon (“…and no religion too”). Y sí, puede que haya un islam moderado, del mismo modo que hubo un Santo Oficio cariñoso y el amor a los enemigos fue la norma evangélica que impregnó las guerras de religión en la Europa de los siglos XVI y XVII. Y es que los ignorantes somos la monda… Los verdugos harían bien en reírse con solidaria complicidad en vez de malgastar municiones con nosotros.

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