viernes, 5 de enero de 2018

Crónicas De Un Pueblo 3. Cabalgata De Reyes En Gurguzcullar Del Purejón

La comunidad del municipio virtual de Gurguzcullar del Purejón parece vivir sumida en un permanente enfrentamiento. El grado de consenso entre el vecindario de la red municipal es tan bajo que estamos perdiendo población a pasos agigantados. Muchos internautas se han censado en los vecinos municipios digitales de Grantajada y Cebollón en busca de mayor tranquilidad, porque en el nuestro salimos a polémica diaria. La cabalgata de Reyes, sin ir más lejos, ha sido este año motivo de una disparidad de criterios que ha derivado en reyerta internáutica. 

Era costumbre entre los usuarios con hijos pequeños, favorecer la publicación de una galería anual donde la secuencia fotográfica plasmaba a Melchor, Gaspar y Baltasar llegando con pompa y boato a Gurguzcullar, acompañados de sus cabalgaduras y pajes, portadores de varios gigabytes de regalos para los niños: videojuegos, películas de Pixar, canciones infantiles de reggaeton para los más calentorrillos, mandalas y dibujos para colorear... cosas así.


Hace ya unas cuantas temporadas que el aspecto reivindicativo y las apetencias por dotar de visibilidad a diversos colectivos han irrumpido en escena, tildándose la tradicional movida con camellos, reyes y pajes de constituir una comitiva retrógrada, trasnochada, casposa, carpetovetónica y facha.


Por supuesto, los tiempos evolucionan y la conciencia machista y patriarcal que puso en marcha esta ridícula y rimbombante parada, fue denunciada por el colectivo feminista en su artículo “Los tres Reyes Machos”. Así que se puso en marcha el cambio y, como es sabido, hace dos años, Melchora, Gaspara y Baltasara se pasearon en sus  airosos ponis. 



El año pasado, los Reyes de Oriente, fueron sustituidos por tres presidentes de Repúblicas Islámicas, para poner de relieve el imparable descrédito de la monarquía y la necesaria multiculturalidad de cualquier celebración no imperialista.

Este año, sin embargo, no ha sido  posible el acuerdo y cada una de las agrupaciones enfrentadas  ha decidido celebrar su propia cabalgata:


1.El colectivo antirracista ha puesto en marcha la suya, con los reyes blancos vetados: un esquimal y un indigena de la Amazonia han acompañado a Baltasar en su ronda vespertina de música étnica y regalos artesanales.


2.El comité antirrepresivo por la integración de todas las preferencias sexuales ha dotado a su cabalgata de la presencia de un exhibicionista (de descomunales atributos, por cierto), un necrófilo que aportaba un cadáver con el consentimiento de los deudos del finado y una dominatrix sadomasoquista vestida de cuero negro con tachuelas y provista de un látigo despellejador de siete colas.



3.Los de la asociación para la defensa de las tradiciones del occidente cristiano, montaban en tres alazanes blancos con sus impolutos uniformes del Ku klux klan de inmaculado Tergal y su llameante cruz en la que se leía “Powered by Repsol”.


4.Y, por último, los representantes de los partidos animalistas, para desagraviar a los otrora esclavizados mamíferos, cargaban en sus lomos unos orondos camellos de pelo tan brillante y sedoso que parecían gigantescos peluches, eso sí, dotados de la facultad de derramar ecológicas bostas (utilizables como calefacción no contaminante para niños desfavorecidos) y recibiendo, por tal motivo, el nombre de Cagalgata.


Cuatro cabalgatas, ¡cuatro! ¡Qué despilfarro! Pero, claro, tienen que estar representadas todas las sensibilidades contestatarias, ¿verdad?


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